miércoles, 15 de agosto de 2012

"Hemos luchado por nuestra casa y estamos orgullosos de ello"

Rosa y Francisco, un matrimonio jóven de Las Torres de Cotillas, han conseguido negociar un alquiler social al no poder pagar la hipoteca de su vivienda. Najat y Amar, una familia de jornaleros que han trabajado más de 10 años en el campo de Cartagena, han conseguido que se les conceda la dación en pago. Victor, un jóven afincado en Torre Pacheco, ha conseguido después de luchar durante más de un año con la CAM que se le conceda la dación en pago.


Cada vez son más las familias que comprendren que el problema de pagar la hipoteca no es una cuestión que atañe solo al dinero. Sino que se trata de una autentica lucha por la dignidad y por el futuro. Una lucha colectiva en defensa de los derehos -inexistentes- de las personas afectadas por la estafa hipotecaria. Cada vez son más las familias que son conscientes de la necesidad de unirse y defenderse de los ataques de los bancos, con sus estrategias planificadas de esclavitud en pleno Siglo XXI -antes paga a tu banco que dale de comer a tus hijos; de defenderse ante los ataques de las corporaciones locales que olvidan su obligación de atender a los más necesitados; de defenderse ante los ataques de unos cuerpos represivos que lejos de defender al ciudadano parecen defender los intereses economicos que se escudan en la legalidad más rancia y más ajena a la moralidad y a la democracia política que hayamos visto en este país.
Los valores que además son capaces de transmitirnos Rosa y Francisco, Najat y Amar, Victor, Ines, Carmina, Segundo, Francisco, y tantos otros, son la solidaridad, la unión, el apoyo mutuo, etc. Demostrado a través de una lucha diaria en la que somos conscientes de que tu lucha es nuestra lucha, mi victoria será nuestra victoria y juntos afrontaremos las derrotas que nos lleven hasta el triunfo. Y el triunfo, compañeros y compañeras, no es otro que la justicia social. No esa justicia que se encuentra en los papeles, no esa justicia que es escrita por los grandes poderes económicos, no esa justicia que es generadora de grandes desigualdades, no. Hablamos de justicia social. De una justicia que es igual para todos y todas. De una justicia a la que todos y todas podemos acceder en igualdad de condiciones.

Hoy por hoy esa justicia no existe en los juzgados ni en los colegios oficiales de abogados. Esa justicia, la justicia social, está en la calle. Está en cada acto en el que los ciudadanos y ciudadanas hacen frente a las leyes injustas, en cada actó en el que se desobeceden las leyes que atentan contra la moral y la dignidad humana. Hoy la justicia social se encuentran en aquellas personas que, movidas por sus principios y por la necesidad acuciante, haciendo uso de la desobediencia civil se encuentran presionando a un gobierno y a unas instituciones para que oiga el grito de  decenas de miles de personas que claman un cambio más que necesario. Hoy, el orgullo es de quienes luchamos por nuestra dignidad y nuestros derechos. Y NADIE PODRÁ DETENERNOS!! SI SE PUEDE!!

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